Ser mujer y mayor supone más riesgo de sufrir maltrato

Mar 5, 2020

Carla Casas Valls, Glòria Fité Guarro, Alba Ruana Sole.

EAVA (Equipo de Atención a la Vejez de l’Anoia)

Contacto: eava@anoia.cat

 

Es bien conocida la transformación de la clásica pirámide poblacional en la que no sólo podemos observar un envejecimiento progresivo (aumento del número y proporción de personas mayores) sino también otro fenómeno importante: La feminización de la vejez. Estos fenómenos ya suponen un reto social y sanitario importante.

Junto a ellos afloran otros dos fenómenos en esta vejez masiva: el edadismo (una discriminación de las personas mayores por su edad) y el machismo; ambos vulneran derechos y derivan en formas de maltrato. Éste puede ser físico, psicológico, económico, negligencia, abandono u otras formas de vulneración de derechos. De la misma forma que el machismo puede llevar a distintas formas de violencia de género, el edadismo también puede llevar a muchas personas mayores a sentirse discriminadas, y una forma de maltrato. Nos encontramos con el hecho de que muchas mujeres mayores sufren doblemente esta discriminación: el ocasionado por el edadismo, y a la vez, el que proviene de comportamientos machistas.

Nuestro Equipo de Atención a la Vejez de l’Anoia (EAVA), es un equipo interdisciplinario especializado en la atención a personas mayores en situación de maltrato. Desde 2015, asesoramos, evaluamos e intervenimos en situaciones de maltrato detectadas desde los servicios sociales, de salud u otras entidades y que son derivadas a nuestro servicio. El hecho que la gran mayoría de personas  atendidas por nuestro equipo sean mujeres, nos impulsó a considerar cuáles son las circunstancias que conducen a esta situación de maltrato. Exponemos brevemente algunas de nuestras reflexiones a partir de los datos analizados de 2019.

En nuestra comarca hay más mujeres que hombres mayores como sucede con la estructura poblacional general. El número de mujeres que sufren situaciones de maltrato detectadas en la comarca, supera con creces esta desigualdad general por sexo. Según  datos recogidos por el Equipo, la proporción de mujeres mayores atendidas por maltrato alcanza el 73%; los hombres, el resto. (Es posible que hombres que sufren maltrato no se atrevan a declararlo debido a algún estereotipo social de no mostrar debilidad, lo que merece otro análisis).

Por lo tanto, con los datos que tenemos, estimamos que ser mujer se presenta como un factor de riesgo para sufrir algún tipo de maltrato en la vejez. Creemos que la cultura patriarcal y los estereotipos rígidos de masculinidad y feminidad se han convertido en la vejez en estas generaciones actuales en factores de vulnerabilidad. Entre ellos:

  • Los roles familiares en los que el hombre ha ejercido tradicionalmente el poder de tomar las decisiones importantes de la familia.
  • La educación emocional de muchas mujeres de esta generación, caracterizada por la «obligación» de complacer a los demás y la «prohibición» de expresar emociones como la rabia.
  • Mayor sentimiento de soledad en las mujeres debido a patrones culturales que fomentan más la iniciativa y la socialización en hombres que en mujeres. Independiente de una mayor propensión de las mujeres mayores a vivir solas.
  • La brecha económica que sitúa a las mujeres mayores en una posición claramente más defavorecida que la de los hombres.

La violencia de género tiene una especial relevancia en la vejez. Se trata de situaciones que las mujeres han sufrido a lo largo de su vida y que, poco a poco, han acabado normalizando dada la aceptación social en la mayoría de casos. El sentimiento de culpa, la baja autoestima o la indefensión aprendida se han podido interiorizar y consolidar en la mujer de tal manera que ni se plantea que lo que está viviendo es una situación de maltrato y que puede pedir ayuda para salir adelante.

Durante el último año han llegado con más frecuencia a nuestro Equipo EAVA situaciones de violencia de género, posiblemente debido a la mayor difusión social de este fenómeno. Creemos que la visibilización de las situaciones de violencia de género en los medios de comunicación representa una denuncia social útil y efectiva para combatir esta lacra social. Aunque estas situaciones han sido tradicionalmente silenciadas, han comenzado a aflorar tímidamente.

Las situaciones que se atienden en el Equipo son muy heterogéneas y, por lo tanto, necesitan de un trabajo individualizado y adaptado a las diferentes circunstancias. El aumento de la detección de mujeres en situación de maltrato se traduce en una necesidad de seguir investigando en las causas de este fenómeno con el objetivo de dar  respuesta eficaz.

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