Maider Mateo-Abad, Instituto de Investigación Sanitaria Biogipuzkoa; RICAPPS.
Alba Ayala, Unidad de investigación en cuidados y servicios de salud (Investén-isciii)
Amaia Calderón-Larrañaga, Aging Research Center, Department of Neurobiology, Care Sciences and Society, Karolinska Institutet; RICAPPS.
Mariam Kirvalidze, Aging Research Center, Department of Neurobiology, Care Sciences and Society, Karolinska Institutet.
En el contexto del proyecto CASS (Caregiving and Ageing in Spain and Sweden), se ha querido profundizar en los diferentes perfiles de personas mayores según su estado mental y físico, centrándonos en las personas cuidadoras informales y su calidad de vida, factores muy relevantes en el envejecimiento.
Este estudio, que se ha llevado a cabo en el marco de la red de Investigación en Cronicidad, Atención Primaria y Prevención y Promoción de la Salud (RICAPPS), es el resultado de dos estancias de investigación en las que se han compartido conocimientos y miradas complementarias.
La primera estancia se realizó en el IIS Biogipuzkoa (antes IIS Biodonostia), donde Alba Ayala ha colaborado con Maider Mateo-Abad, del grupo de Investigación de Atención Primaria. A lo largo de esta estancia, se estudiaron los perfiles de personas mayores según su estado mental y físico, usando los datos de la Encuesta de Salud, Envejecimiento y Jubilación en Europa (SHARE). Se usaron los datos disponibles más recientes (W8, 2020) correspondientes a una muestra de 41.999 personas procedentes de 26 países.
Los resultados mostraron tres perfiles diferentes que seguían un gradiente de salud. Para la creación de los perfiles se incluyó información relacionada con el estado de salud físico, mental, cognitivo, calidad de vida y soledad. Un 42% de personas pertenecían al grupo con mejor perfil de salud, el 51% de personas al intermedio, y un 7% al grupo con peor salud global, con 69, 72 y 76 años de media, respectivamente. Se observó, además, que el porcentaje de personas cuidadoras no convivientes es mayor en el perfil con mejor vs peor salud (31% vs 10%); la tendencia fue la contraria en el caso de personas cuidadoras convivientes (5% vs 10%, respectivamente). El porcentaje de mujeres fue mayor en el grupo con peor estado de salud. También se observaron diferencias según la red y el apoyo social y familiar; en concreto, el grupo con mejor salud mostró mayores niveles de satisfacción con su red social.
Por otro lado, con el fin de entender mejor lo que ocurre específicamente entre las personas cuidadoras informales, se realizó otra estancia en Suecia. En este caso, Maider Mateo-Abad pudo trabajar con Amaia Calderón-Larrañaga y Mariam Kirvalidze, en el Aging Research Center del Instituto Karolinska. El objetivo fue analizar aquellos factores que determinan la calidad de vida de las personas cuidadoras, tanto en su vertiente física como mental. En este caso, los datos provinieron del Swedish National Study on Aging and Care in Kungsholmen (SNAC-K). Se incluyeron, así, 1.382 registros de personas cuidadoras informales con 60 años o más desde 2001.
Los resultados preliminares de este segundo estudio van en la línea de los anteriores. Se observan tres clusters según los niveles de calidad de vida. Las personas con una mayor red y apoyo social, una menor percepción de sobrecarga y soledad, y que dedican menos tiempo al cuidado muestran mayores niveles de calidad de vida. Por otro lado, en el clúster con menor calidad de vida, que representa un 7% de la muestra, prevalecen más problemas de salud mental.
Este trabajo ha sido financiado por el Instituto de Salud Carlos III (Estudio CASS, ref. PI22CIII/00043), y dentro del Programa RICORS (RICAPPS, ref. RD21/0016).