Diego Sánchez-González1; Fermina Rojo-Pérez2; Vicente Rodríguez-Rodríguez3; Gloria Fernández-Mayoralas4
- Departamento de Geografía; Universidad Nacional de Educación a Distancia (UNED). Madrid, España. dsanchezg@geo.uned.es
- Grupo de Investigación sobre Envejecimiento (GIE-CSIC); Instituto de Economía, Geografía y Demografía (IEGD); Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC). Madrid, España. Red sobre Envejecimiento de la Asociación Latinoamericana de Población (ALAP). fermina.rojo@csic.es
- Grupo de Investigación sobre Envejecimiento (GIE-CSIC); Instituto de Economía, Geografía y Demografía (IEGD); Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC). Madrid, España. Red sobre Envejecimiento de la Asociación Latinoamericana de Población (ALAP). vicente.rodriguez@csic.es
- Grupo de Investigación sobre Envejecimiento (GIE-CSIC); Instituto de Economía, Geografía y Demografía (IEGD); Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC). Madrid, España. gloria.fernandezmayoralas@csic.es
Filiación del trabajo: Programa ENCAGEn-CM.
El proyecto de Ciudades y Comunidades Amigables con las Personas Mayores (Age-Friendly Cities and Communities- AFCC, en su terminología en inglés) surge como respuesta al modelo del Envejecimiento Activo (2002), y fue desarrollado también en el seno de la OMS en 2007. Información más amplia se puede obtener de la Red Mundial de Ciudades y Comunidades Amigables [Age-Friendly World Network], desde donde están disponibles los informes y publicaciones generados en el seno de la red, además de información complementaria sobre las ciudades y comunidades mundiales asociadas a la misma.
Como ciudad amigable con los mayores se entiende aquel entorno urbano y accesible, que promueve el envejecimiento activo y saludable, medido a través de ocho dominios, creando conexiones bidireccionales entre las personas mayores y los entornos físicos y sociales. El modelo AFCC se ha expandido más allá de las ciudades para incluir otras comunidades, estados, empresas, universidades y salud pública, en una especie de sinergia bajo el paraguas global del ecosistema amigable. Múltiples sectores, entre los que cabe citar las personas mayores y sus familias y cuidadores, los diseñadores y gestores de políticas y los proveedores de servicios, tienen un rol participativo importante en la implementación y evaluación de la adecuación de un entorno amigable con la edad y de los requerimientos para la acción comunitaria.
Desde la gestación y difusión del proyecto seminal AFCC se ha investigado y publicado un amplio cuerpo de literatura científica en diversas disciplinas, así como otros informes de actuación e intervención. En este contexto, las revisiones bibliográficas sobre AFCC son de enorme interés para conocer qué se ha investigado, cómo y cuáles han sido los resultados obtenidos. Pero ninguna de estas revisiones ha cubierto el tema de las intervenciones diseñadas para mejorar los factores de riesgo ambiental y psicosocial para las personas mayores con base en el paradigma AFCC.
Así, este post sintetiza un artículo de los autores que analizó la evidencia empírica de la literatura académica relacionada con las características, contenido y efectividad de las intervenciones. La referencia bibliográfica es: Sánchez-González, D., Rojo-Pérez, F., Rodríguez-Rodríguez, V., & Fernández-Mayoralas, G. (2020). Environmental and Psychosocial Interventions in Age-Friendly Communities and Active Ageing: A Systematic Review. International Journal of Environmental Research and Public Health, 17(22), 8305. Forma parte de un número especial sobre Active/Healthy Ageing and Quality of Life, de acceso abierto.
Para abordar el objetivo de estudio se realizaron búsquedas en bases de datos electrónicas seleccionadas por su calidad y cobertura (Web of Science y Scopus), siguiendo los métodos de una revisión sistemática basada en la declaración PRISMA (Preferred Reporting Items for Systematic Reviews and Meta-Analyses), para obtener documentos científicos publicados entre los años 2007 y mediados de 2020. La selección de estudios, evaluación de la calidad, criterios de elegibilidad, tipo y grado de sesgo de riesgo se basaron en la guía PRISMA y en el manual Cochrane. Así, de un total de 1.020 documentos hallados sin duplicación, 11 cumplieron los criterios para el objeto de la revisión.
Entre los hallazgos relevantes se encontró que los autores y los campos de especialización fueron de carácter multidisciplinar (geografía, trabajo social, ciencias de la salud, arquitectura, ciencias políticas y sociología) y estuvieron enfocados en los aportes teóricos de los entornos físico y social y del envejecimiento saludable. El diseño de los estudios se basó en intervenciones no controladas, seguidas de intervenciones cruzadas aleatorias y no aleatorias. Solo un estudio incluyó a personas mayores institucionalizadas. La edad promedio de los participantes fue de 76,1 años, 7 de cada 10 fueron mujeres, y 6 de cada 10 intervenciones se realizaron en Asia y Australia, sin estudios de América Latina-Caribe y África. Todos los estudios fueron intervenciones no farmacológicas con predominio de las de tipo multicomponente seguidas de las ambientales y psicológicas.
Desde el punto de vista geográfico, la mayoría de las intervenciones se realizaron principalmente a escala urbana y metropolitana. Se siguió una metodología mixta en casi 6 de cada 10 estudios y, en menor medida, se aplicaron enfoques cuantitativos o cualitativos. De acuerdo con el modelo AFCC, las intervenciones fueron más efectivas en los dominios transporte y vivienda. La efectividad de las intervenciones solo se informó en detalle en 4 estudios, con cambios positivos significativos después de la intervención en 3 de ellos. Se constató que las intervenciones centradas en aspectos personales y organizativos pueden tener efectos positivos a largo plazo. Sin embargo, la relativa efectividad de éstas en materia de salud pone en tela de juicio el diseño de intervenciones y la supuesta “amabilidad” de determinadas comunidades.
Esta revisión evidenció la necesidad de diseñar y aplicar intervenciones en diferentes contextos geográficos, así como realizar investigaciones longitudinales para confirmar su efectividad con el fin de trasladar el conocimiento para el diseño e implementación de políticas públicas en la promoción del envejecimiento activo y saludable.
Figura.- Los ocho dominios del modelo de Ciudades y Comunidades Amigables con la Edad