Paula Álvaro Compostela: Residente de Medicina Preventiva y Salud Pública en el Hospital Universitario de Guadalajara.
Amaya Bernal Alonso: Residente de Medicina Preventiva y Salud Pública en la Escuela Nacional de Sanidad (Instituto de Salud Carlos III) e Investigadora predoctoral del estudio CASS.
Maria João Forjaz: Instituto de Salud Carlos III, investigadora del estudio CASS.
Carmen Rodríguez Blázquez: Instituto de Salud Carlos III, investigadora del estudio CASS.
Tres investigadoras del estudio CASS junto con una residente de Medicina Preventiva y Salud Pública organizaron una actividad en el Instituto de Salud Carlos III con motivo de la celebración de la Noche Europea de los Investigadores el 27 de septiembre de 2024. Bajo el título “Ciencia ciudadana: pensando en (nuestro) envejecimiento y cuidados”, el objetivo principal de la misma fue el de reflexionar sobre el proceso de envejecimiento, promoviendo actitudes positivas y ayudando a prevenir el edadismo.
Para ello, en primer lugar, se proyectó un vídeo que analiza distintos estereotipos existentes en torno a la edad, especialmente aquellos que generan una imagen dependiente y frágil de las personas mayores. Estos se materializan a través del uso de un lenguaje peyorativo, mediante la utilización de expresiones tales como “eres un anciano” o “estás viejo”. Tras la proyección del vídeo, utilizando el método World Café, los asistentes formaron grupos de 4-6 personas para reflexionar sobre una de las cuatro cuestiones planteadas, relacionadas con el envejecimiento: “¿Cómo me veo en la vejez?”, “¿A qué asociamos el envejecimiento saludable?, “¿Cómo me gustaría que me cuidaran si lo necesito?” y “¿Cómo se podría prevenir el edadismo?”. Durante 7 minutos, los participantes expresaron sus opiniones y, en cada grupo, una persona voluntaria las fue anotando en un folio de colores. Posteriormente, los resultados fueron puestos en común mediante su lectura en voz alta. A la actividad asistieron un total de 97 personas repartidas en 5 sesiones y los grupos fueron muy variados: una escuela de personas mayores, familias (abuelos, padres, hijos) y menores de todas las edades (del total de asistentes, 31 tenían menos de 16 años). Estos últimos tuvieron un rol muy importante, contribuyendo con su sinceridad a redactar las respuestas, a veces en forma de dibujos.
Ante las cuestiones relativas al propio proceso de envejecimiento, se obtuvieron respuestas de personas que afirmaron imaginar que en un futuro tendrían que enfrentarse a una pérdida parcial de sus capacidades. Sin embargo, también hubo asistentes que señalaron aspectos de esta etapa que consideraban positivos, como el poder disfrutar de más tiempo libre. Así mismo, fueron numerosas las referencias a la importancia de mantener una actitud positiva, así como de tener aficiones y continuar realizando aquellas actividades que aportan placer y bienestar, como claves para un envejecimiento saludable. Se evidenció la trascendencia que tiene que los cuidados sean proporcionados por personas del entorno cercano, como familiares o amigos, no habiendo apenas menciones a la posibilidad de recibir cuidados en entornos residenciales.
Por último, se reflexionó sobre el concepto de edadismo, que resultó novedoso para muchas de las personas participantes. Las propuestas sobre cómo combatirlo fueron muy heterogéneas, coincidiendo en la relevancia que tendría el obtener un mayor conocimiento acerca de la discriminación por razones de edad, promover experiencias intergeneracionales y aumentar la presencia de las personas mayores en los medios de comunicación y en la sociedad en general.
Esta actividad fue una experiencia muy positiva, pues permitió acercar la ciencia a la ciudadanía, promover la reflexión y abrir debate sobre una cuestión que nos incumbe a todos y a la que a menudo no se le presta demasiada atención. La aceptación fue buena: el grado de participación elevado y la satisfacción de las personas que acudieron, alta, acercándose varias de ellas a las organizadoras para expresar su agradecimiento una vez concluida. Esto indica que talleres como este no son solo factibles, sino también necesarios, pues aumentan el nivel de conocimiento acerca de un tema sobre el que falta mucha información y que, sin embargo, está cargado de estereotipos y connotaciones negativas, que dificultan la construcción de una imagen realista y adaptada del envejecimiento y la vejez.
Este trabajo ha sido financiado por el Instituto de Salud Carlos III (Estudio CASS, ref. PI22CIII/00043)