Amaya Bernal Alonso: Residente de Medicina Preventiva y Salud Pública en la Escuela Nacional de Sanidad (Instituto de Salud Carlos III). Investigadora predoctoral del proyecto CASS.
Alba Ayala: Unidad de investigación en cuidados y servicios de salud (Investén-isciii)
Estudiar el envejecimiento implica necesariamente abordar los procesos de cuidados. En nuestro contexto, los cuidados no se pueden entender sin la figura de las personas cuidadoras informales, esas personas, generalmente familiares, que constituyen un apoyo imprescindible para la gente mayor que presenta algún grado de limitación funcional en su día a día. Sin embargo, a pesar de la importancia de las tareas que realizan, su labor ha permanecido invisible durante demasiado tiempo. Por eso, iniciativas como el Día Internacional de las Personas Cuidadoras, que celebramos cada 5 de noviembre desde que en 2014 lo declarara como tal la Asamblea General de Naciones Unidas, constituyen la oportunidad perfecta para recordar a estos pilares fundamentales de nuestra sociedad y reconocer sus esfuerzos.
Pero, además del reconocimiento, tan merecido y necesario, el Día Internacional de las Personas Cuidadoras nos brinda una ocasión única para la reivindicación y pedir que se cuide ―que cuidemos― a todas las personas cuidadoras y, muy especialmente, a las más vulnerables. En el proyecto CASS (Caregiving and Ageing in Spain and Sweden) nos centramos en el estudio de las personas mayores cuidadoras, que representan un porcentaje importante y creciente del total de cuidadores informales.
Según los datos de la última encuesta del Instituto Nacional de Estadística sobre Discapacidad, Autonomía Personal y Situaciones de Dependencia de 2020, en España más de un tercio de las personas cuidadoras principales tiene 65 años o más, y 2 de cada 3 de ellas cuidan de alguien también mayor. Se trata de personas con una media de edad de 74 años que cuidan generalmente de su pareja durante un promedio de 16 horas al día y que son, en su mayoría, mujeres. Esto tiene interés porque, como parecen indicar los primeros resultados del estudio CASS, las mujeres no solo cuidan más, sino que un mayor porcentaje de mujeres que de hombres refiere sufrir deterioro de su salud por el hecho de cuidar y, además, la probabilidad de presentar este deterioro, a diferencia de lo que ocurre entre los hombres cuidadores, aumentaría con la edad.
Esto convierte a las mujeres mayores cuidadoras en un grupo especialmente vulnerable entre los vulnerables, en cuya salud y calidad de vida convergen las consecuencias de los cuidados, del género y de la edad.
Por eso, en este Día Internacional de las Personas Cuidadoras, desde el proyecto CASS nos acordamos de todas las personas que cuidan y, especialmente, de las mujeres mayores cuidadoras. Confiamos en que, como sociedad, seamos capaces de aportar soluciones para que los cuidados no se perpetúen como elemento generador de inequidades en salud.
Este trabajo ha sido financiado por el Instituto de Salud Carlos III (Estudio CASS, ref. PI22CIII/00043)