Las personas mayores viven fundamentalmente en pareja o en soledad

Abr 6, 2016

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Antonio Abellán García, Rogelio Pujol Rodríguez. Departamento de Población, CSIC
La forma de convivencia más común entre las personas mayores (65 y más años) que viven en viviendas familiares es la de pareja sin hijos y sin otros convivientes, es decir, en pareja sola (41,0%) (Figura 1).  Sin embargo destaca la importancia de los hogares unipersonales: las personas que viven solas alcanzan el 22,5% de todos los mayores y suman 1.859.800. Siguen a continuación el resto de las formas de convivencia (pareja con hijos, monoparentales, otras situaciones).  Datos obtenidos de la Encuesta Continua de Hogares (datos web y microdatos), difundida el 6-4-2016 por el Instituto Nacional de Estadística.
Figura 1 personas 65 más según tipo de hogar 1991 2015
Estas dos formas más comunes de convivencia, en pareja y en soledad,  han venido aumentando sin cesar en las últimas décadas, porque hay más personas mayores y además está cambiando el tipo de hogar. En 2001 había 2,3 millones de personas mayores en hogares de pareja sola, que se han convertido en 3,4 millones en 2015, es decir, un crecimiento del 49,6%. De 1,4 millones de personas mayores viviendo solas en 2001, se ha pasado a 1,9 millones en 2015, con un crecimiento del 36,7% (Figura  2).

Las personas mayores que viven solas en 2015 son exactamente 1.859.800 (503.500 hombres, 1.356.300 mujeres), según la Encuesta. Representan el 40,6% de todos los que viven solos de todas las edades en España (4.584.200). La soledad aumenta con la edad (Figura 3). En la vejez es sobre todo femenina; las mujeres representan el 73% de los solitarios mayores; los mayores que viven en soledad ya son el 22,5% de todos los mayores. En el resto de edades la soledad suele ser masculina.
Figura 3 propensión a vivir solo según sexo y edad 2015
No es ajeno a estos cambios en los tipos de convivencia el descenso de la mortalidad que va reduciendo el número de hogares complejos. En el caso de los solitarios, también importa la facilidad alcanzada para vivir en soledad: las personas mayores están mejor de salud, mantienen más tiempo las habilidades funcionales, pueden permitirse esta forma de vida (a veces forzada y no voluntaria), y tienen los recursos tecnológicos y económicos para facilitar estas situaciones de convivencia.
El crecimiento de estos dos tipos de hogares (unipersonales y en pareja sola) motiva que la evolución del tamaño medio de los hogares esté descendiendo, tanto entre los mayores como en la población en general. Todo esto debe ser tenido en cuenta por los agentes económicos y sociales. Empresas de fabricación, distribución, servicios de todo tipo, saben que los hogares unipersonales (y también de pareja sola) no consumen de la misma forma que el resto de hogares multipersonales: presentaciones, envases, cantidades, caducidad, productos financieros y ad hoc, etc., y deberían adaptarse a este nuevo mercado emergente.
Por otra parte, los responsables de las políticas sociales son conscientes que sus estrategias de apoyo a los hogares podrían cambiar objetivos, pues tras la aparente vulnerabilidad de hogares unipersonales puede existir un deseo (cuando no es forzado) de vida en soledad y capacidad para llevarla adelante; en el caso de hogares de pareja es posible que la discapacidad leve o moderada sea soportada más fácilmente por el cónyuge (hombre o mujer) sin otra ayuda. Todo esto haría replantear los objetivos de las políticas de asistencia domiciliaria, por ejemplo.
arbol-enred
Para citar este documento: Antonio Abellán García, Rogelio Pujol Rodríguez:  Las personas mayores viven fundamentalmente en pareja o en soledad. Blog Envejecimiento [en-red], 6 de abril, 2016. ISSN 2387-1512. Disponible en: http://bit.ly/1REgolw
Consulta en Digital CSIC: https://digital.csic.es/handle/10261/131061

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