Isabel Fernández Morales, Antonio Abellán García, Alba Ayala García. Departamento de Población, CSIC. Rogelio Pujol Rodríguez. INE.
Vivir solo… (artículo 9-5-2018)
Conocer, concienciar, gestionar y prevenir la soledad de las personas mayores (artículo 2-12-2017).
¿Vivir en soledad implica sentirse solo? El aumento de los hogares solitarios en la vejez plantea la cuestión de si este tipo de (no) convivencia incrementa el sentimiento de soledad, estado de ánimo que suele llevar aparejado un menor optimismo y satisfacción con la vida. En España, casi una de cada cuatro personas mayores (65+ años) vive sola: 15% de los hombres y 29% de las mujeres; 23% en conjunto (Ver artículo Vivir solo…).
En general los mayores se sienten solos algo más a menudo que el resto de la población. Un 12% declara haberse sentido solo, buena parte del tiempo, casi todo o todo el tiempo durante la semana previa a la encuesta (se podría llamar soledad substancial, según Sunström et al., 2009) (Encuesta Social Europea, Nota 1). Ese sentimiento de soledad se sitúa en torno al 8% en el resto de la población de menos de 65 años (Figura 1a). Estas proporciones son similares al conjunto de Europa (Figura 1b), con porcentajes de 12% y 7% respectivamente, aunque existe una gran disparidad de situaciones según países. Las mujeres manifiestan peores registros de sentimiento de soledad que los hombres a todas las edades, y especialmente en la vejez, quizá motivado en este caso por el aumento de los hogares unipersonales femeninos que podría estar influyendo en ese sentimiento. Entre la población joven la soledad como forma de convivencia puede ser deseada, mientras que en las personas mayores, especialmente mujeres, puede ser provocada por ruptura matrimonial (fallecimiento del cónyuge principalmente), por lo que se puede considerar soledad no deseada, y esto podría influir en el sentimiento de soledad.
Los hogares no unipersonales parecen protegerse del sentimiento de soledad. Parece existir una asociación entre hogares unipersonales y sentimiento de soledad (Figura 2). Las personas que viven en hogares unipersonales suelen tener mayor sentimiento de soledad que en el resto de hogares, especialmente en la vejez. Por ejemplo, un 35% de todos los mayores que viven solos se siente solo, y otro 32% adicional se siente solo en algún momento (porcentaje no incluido en la soledad substancial, definida más arriba). Sin embargo, entre los mayores que viven en hogares de dos o más miembros, la proporción se mantiene en un 8%, muy similar al resto de las edades.
Vejez, vivir en soledad y tener sentimiento de soledad parecen asociarse de algún modo. La figura 3a indica el porcentaje de personas que viviendo solas se sienten solas. Hombres o mujeres se asemejan, incluso en la vejez donde las cifras se disparan (32% y 36% respectivamente). Si en la figura 1 veíamos cómos los hombres mayores en conjunto tenían mucho menor sentimiento de soledad que las mujeres, se debía a que la mayoría de esos hombres viven en compañía, en hogares de pareja o de otro tipo, y muy pocos en soledad; en cambio, el 29% de las mujeres mayores viven solas, y esa cifra pesa a la hora de explicar su diferencia con los hombres. La figura 3b, en cambio, representa el sentimiento de soledad de las que no viven solas, e indica que éstas sienten menos soledad a cualquier edad.
En España, como en otros países del sur de Europa, se suele atribuir el sentimiento de soledad al hecho de vivir solo, o a motivos económicos (escasez de recursos) o provocado por una peor salud. También puede influir en ese sentimiento factores culturales, por ejemplo, cuando la satisfacción con las relaciones sociales están por debajo del nivel esperado o deseado, como podría suceder en España donde tradicionalmente se supone la existencia de fuertes lazos familiares y comunitarios. Algunos consideran que un estado del bienestar más desarrollado reduce el sentimiento de soledad, por una mayor integración de las personas, y oportunidades de participación social. Todo esto explicaría que el sentimiento de soledad fuese más alto en el Sur de Europa que en el Norte (Figura 4) (Nota 2).
Envejecimiento, aumento de los hogares solitarios o unipersonales, problemas económicos y sociales, futuras generaciones alcanzando la vejez con menos o ningún hijo, o escaso desarrollo del estado del bienestar, podrían suponer un motivo de empeoramiento del sentimiento de soledad. Por el contrario, mejora económica de las generaciones que van llegando a la vejez, mejor adaptación del entorno (vivienda y otras mejoras técnicas), contactos más frecuentes con hijos si los hay, participación social, apoyo a la familia, mejora de la salud y del bienestar económico, serían estrategias para combatir el sentimiento de soledad y contrarrestar sus efectos negativos.
Información adicional: Conocer, concienciar, gestionar y prevenir la soledad de las personas mayores.
Nota 1. Encuesta Social Europea, oleada 6ª, 2012; referencia, la semana anterior a la entrevista. Pregunta: durante la última semana, ¿se ha sentido solo/a? Cuatro categorías de respuesta: 1) en ningún momento o casi en ningún momento, 2) en algún momento, 3) buena parte del tiempo, 4) todo el tiempo o casi todo el tiempo. Se utilizan las dos últimas categorías para medir la soledad (soledad substancial) (Sundström et al., 2009).
Nota 2. Referencias
Hansen, B. Slagsvold: Loneliness among seniors in Europe. NIUSPP.org, October 3, 2016.
Fokkema, J. de Jong Gierveld, P.A. Dykstra: Cross-National differences in Older Adult Loneliness. The Journal of Psychology, 2012, 146, p. 201-228.
Sundström, G., et al. (2009). Loneliness among older Europeans. European Journal of Ageing 6(4): 267.
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