Dr. Ángel Rodríguez Laso. Especialista en Medicina Familiar y Comunitaria y Epidemiólogo. Centro de Investigación Biológica en Red en Fragilidad y Envejecimiento Saludable (CIBERFES)
Dr. Pablo Barreiro García. Especialista en Enfermedades Infecciosas. Adjunto del Hospital Carlos III-La Paz de Madrid
Véase el post de los mismos autores (6-3-2020): «COVID-19 (coronavirus). Actualización de recomendaciones para las personas en mayor riesgo y sus familiares«.
Los datos de la epidemia en España confirman los que ya se conocían de China (1): golpea fundamentalmente a personas de edad avanzada. El siguiente gráfico muestra el impacto del COVID-19 en los distintos grupos de edad en España (datos actualizados a 12 de abril de 2020) (2).
*Nota al gráfico. Los porcentajes de hospitalizados, ingresados en UCI y fallecidos se han calculado con un denominador que incluye los casos confirmados 1, 3 y 5 días antes respectivamente, que son las medianas del número de días hasta que se produce cada uno de los sucesos (3). Colores: verde = prevalencia; naranja = hospitalizados; rojo = ingresados en UCI; negro = fallecidos.
A la hora de interpretar este gráfico, hay que tener en cuenta que no se realiza la prueba a todas las personas en que se sospecha la enfermedad. El altísimo porcentaje de hospitalizados entre los casos confirmados (hasta un 73% en las personas de 70 a 79 años) hace pensar que se hace fundamentalmente a los pacientes que requieren atención hospitalaria. Este desajuste produce una infraestimación de los niveles de infección en la población y una sobreestimación de los desenlaces adversos. Con todo, se aprecia una tendencia creciente con la edad en la frecuencia de infección detectada (desde niveles insignificantes en recién nacidos hasta un 1,2% en mayores de 90 años) y mortalidad, que se dispara a partir de los 60 años y llega al 30% en los más ancianos. Las curvas de hospitalización e ingreso en UCI son también crecientes con la edad hasta que cambian de dirección a partir de los 80 años, lo que puede deberse a que los profesionales sanitarios, los pacientes y sus familiares consideran que estas intervenciones en el contexto actual tienen más perjuicios que beneficios en las personas de estas edades. En este sentido, es necesario recordar que lo que debe inclinar la decisión hacia medidas más o menos intervencionistas es el estado clínico del paciente y no su edad (4), aunque ambos estén estrechamente relacionados.
Ante estas escalofriantes cifras, es necesario recordar la necesidad de que la población reduzca el contacto social a lo estrictamente necesario, para lo que el Gobierno de España ha aprobado los reales decretos que declaran el estado de alarma y su prórroga hasta el 26 de abril. Eso sin desatender las nedidas de higiene para evitar el contagio : lavado frecuente de manos, evitar tocarse la cara sin habérselas lavado previamente, taparse la nariz y boca al toser o estornudar con la flexura del codo o con pañuelos que deben desecharse inmediatamente, no compartir objetos (especialmente vasos, cubiertos…) y, en el caso de que abandonar el domicilio sea imprescindible, mantener una distancia de entre 1 y 2 metros con otras personas.
En relación con esta última circunstancia, se ha planteado un debate sobre el uso generalizado de mascarillas. Unos gobiernos lo están imponiendo, otros lo aconsejan y otros lo desaconsejan (5). A día de hoy, el Ministerio de Sanidad de España continúa recomendando el uso de mascarilla sólo cuando se tienen síntomas o se está infectado (6), o en lugares dónde es imposible mantener una distancia entre personas de al menos 1 metro (por ejemplo, en medios de transporte o en determinados entornos laborales) alineándose con la OMS (7). Se argumenta para ello la falta de pruebas de que el uso generalizado impida la extensión del virus, el riesgo de que los que la usen se confíen y abandonen otras medidas de prevención más efectivas o de que no las utilicen correctamente y que este uso restrictivo de las mascarillas evitará que les falten a las personas que puedan necesitarlas más (8).
Nuestra opinión, en consonancia con la de otros (8,9), es que debe recomendarse el uso de mascarillas de forma generalizada cuando haya posibilidades de estar en contacto con otras personas fuera del domicilio. Nos basamos en tres razones para hacer esta recomendación:
1) Las mascarillas actúan como barrera para evitar que las gotitas respiratorias que transmiten el virus puedan llegar a otras personas. Su efectividad se ha demostrado en modelos experimentales (10) y con pacientes sintomáticos infectados con coronavirus (aunque no el SARS-CoV-2) (11). Es esperable que también sean efectivas para evitar la transmisión antes de que aparezcan los síntomas (12) e incluso en los portadores asintomáticos, que parece que están diseminando notablemente la infección (13).
2) En todos los países en los que se ha tenido un mayor éxito en el control de la epidemia (por ejemplo, Corea del Sur, Japón, Singapur o Taiwán) la población utiliza mascarillas de forma generalizada. En ninguno de ellos han hecho falta medidas de confinamiento generalizado de la población.
3) Se trata de una medida de bajo coste y sin efectos adversos.
Con la información de la que disponemos no se puede garantizar que nadie esté libre de transmitir la enfermedad, ni siquiera los que la han pasado y han sido diagnosticados por PCR o serología; puede que exista la posibilidad de reinfección. Por esta razón todos debemos evitar con medidas sencillas la posibilidad de extender el contagio, tanto quien haya como quien no haya padecido COVID-19.
Hasta que haya un suministro suficiente de mascarillas, ¿es conveniente utilizar las fabricadas en casa? Un modelo experimental de mascarilla utilizando tela de poliéster y cuatro capas de papel de cocina ha demostrado reducción en la emisión de un virus (10) y un estudio con virus de menor tamaño que el SARS-CoV-2 demostró que las mascarillas de tela caseras disminuían la emisión del virus, aunque menos que las mascarillas quirúrgicas (14).
Las mascarillas de mayor nivel de protección (FFP2, FFP3 y N95), que evitan que las gotitas de saliva infectadas lleguen a la mucosa nasal y oral del que las lleva, no deberían utilizarse mientras no se asegure su suministro a todos los profesionales y pacientes en una situación clínica especialmente comprometida (inmunodeprimidos, por ejemplo). Cuando estos colectivos estén bien protegidos, podrá recomendarse su uso por otros individuos en especial riesgo, que incluyen los mayores de 60 años. En todo caso, si todos usamos mascarillas quirúrgicas disminuirá la circulación del virus y, por lo tanto, las posibilidades individuales de contagio.
Será necesario realizar campañas en medios de comunicación y redes sociales sobre el uso correcto de las mascarillas quirúrgicas, como se ha hecho con otras medidas de prevención.
Referencias
1- The Novel Coronavirus Pneumonia Emergency Response Epidemiology Team. Vital surveillances: the epidemiological characteristics of an outbreak of 2019 novel coronavirus diseases (COVID-19) — China, 2020. China CDC Weekly 2020; 2: 113-122
2- Ministerio de Sanidad. Actualización nº 74. Enfermedad por el coronavirus (COVID-19). 13.04.2020.
3- Equipo COVID-19. RENAVE. CNE. CNM (ISCIII). Informe nº 22. Situación de COVID-19 en España a 13 de abril de 2020. Accesible en: https://www.isciii.es/QueHacemos/Servicios/VigilanciaSaludPublicaRENAVE/EnfermedadesTransmisibles/Paginas/InformesCOVID-19.aspx [Fecha del último acceso: 14-4-2020]
4- Romeo Casabona C, Urruela Mora A. Informe del Ministerio de Sanidad sobre aspectos éticos en situaciones de pandemia: El SARS-CoV-2. Ministerio de Sanidad 2020.
5-https://www.redaccionmedica.com/la-revista/noticias/coronavirus-ciencia-sugiere-mascarillas-todos-paises-dudan-5349
7- https://www.who.int/emergencies/diseases/novel-coronavirus-2019/advice-for-public/when-and-how-to-use-masks
8- Greenhalgh T, Schmid MB, Czypionka T, Bassler D, Gruer L. Face masks for the public during the covid-19 crisis. BMJ 2020;369:m1435. doi:10.1136/bmj.m1435
9- Javid B, Weekes MP, Matheson NJ. Covid-19: should the public wear face masks? BMJ 2020; 9:369:m1442. doi: 10.1136/bmj.m1442
10- Ma QX, Shan H, Zhang HL, Li GM, Yang RM, Chen JM. Potential utilities of mask‐wearing and instant hand hygiene for fighting SARS‐CoV‐2. J Med Virol 2020; 1–5. https://doi.org/10.1002/jmv.25805. Accesible en: https://onlinelibrary.wiley.com/doi/full/10.1002/jmv.25805 [Último acceso: 15/4/2020]
11- Leung NHL, Chu DKW, Shiu EYC. et al. Respiratory virus shedding in exhaled breath and efficacy of face masks. Nat Med 2020. https://doi.org/10.1038/s41591-020-0843-2. Accesible en: https://www.nature.com/articles/s41591-020-0843-2#citeas [Último acceso: 15/4/2020]
12- He X, Lau EHY, Wu P, Deng X, Wang J, Hao X, et al. Temporal dynamics in viral shedding and transmissibility of COVID-19. Nature Medicine. Published onlline: 15 April 2020. doi.org/10.1038/s41591-020-0869-5
13- Li R, Pei S, Chen B, et al. Substantial undocumented infection facilitates the rapid dissemination of novel coronavirus (SARS-CoV2). Science 2020; eabb3221. doi:10.1126/science.abb3221. pmid:32179701
14- Davies A, Thompson KA, Giri K, Kafatos G, Walker J, Bennett A. Testing the efficacy of homemade masks: would they protect in an influenza pandemic? Disaster Med Public Health Prep 2013; 7:413-8. doi:10.1017/dmp.2013.43 pmid:24229526