Antonio Abellán García. Departamento de Población, CSIC.
En un reciente estudio publicado en The Lancet. Public Health se propone otra forma de medir el envejecimiento de la población, independientemente de la edad cronológica de las personas (que es la medida desde el nacimiento y la más conocida). La nueva propuesta de medición tiene en cuenta la carga de enfermedad relacionada con la edad.
Se mide esta carga agregando todos los años de vida ajustados por discapacidad, es decir, los años poco saludables, los años que se van a vivir con problemas de salud a lo largo de la vida, calculados con 92 enfermedades que están relacionadas con la edad (las que se incrementan notablemente con la edad). Cada enfermedad “aporta” según su incidencia, prevalencia, y peso intrínseco o importancia una carga que se acumula en cada individuo. Así se calcula la carga de enfermedad a cada edad, ejercicio que se hace de forma global para toda la población de los 195 países del mundo analizados, y también para la de cada país.
Para las comparaciones entre países, se estima la edad en la que la población de cada país tiene la misma carga de enfermedad o problemas de salud que una persona “promedio” de 65 años, calculado este promedio con toda la población del mundo, como se ha dicho. De esta forma, por ejemplo, se descubre que los españoles de 75 años tienen el mismo nivel de problemas de salud que una persona promedio de 65 años en el mundo (Figura 1). La inclusión de países con bajo nivel de desarrollo, y con serias deficiencias en su estado de salud y en sus sistemas sanitarios, condiciona esos promedios mundiales, por lo que es lógico que las personas de muchos países de medio y alto nivel de desarrollo económico tengan similares problemas de salud a unas edades más elevadas que la media mundial, pues a los 65 años aquellas han tenido menos acumulación de problemas de salud que la media mundial.
Tener medidas apropiadas del envejecimiento de la población, que puedan compararse entre momentos históricos, o lo largo del curso de vida o entre territorios, es un paso importante para conocer retos, oportunidades y mejoras conseguidas en el proceso de envejecimiento. Los problemas de salud relacionados con la edad pueden llevar a una jubilación anticipada, o a una fuerza laboral más reducida y a un mayor gasto en salud; y por supuesto pueden medirse las ventajas de reducir esta carga de enfermedad en forma de menos gasto en salud o de más tiempo en período laboral.
Esta nueva forma de medir la edad intenta dirigir la atención hacia el estado de salud y la severidad de los problemas de enfermedad y discapacidad, en vez de seguir pensando sólo en la edad cronológica para saber del estado del envejecimiento de la población. La nueva forma estudia el ritmo en el que el envejecimiento contribuye al deterioro de la salud. Y esto es de gran utilidad para los responsables de las políticas públicas que deben saber cuándo las personas empiezan a sufrir los efectos negativos del envejecimiento.
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